Las soluciones implementadas en numerosas ciudades del mundo para disminuir la contaminación ambiental, ordenar el tránsito y mejorar el servicio público del transporte de pasajeros, han sido ignoradas en la ciudad de Mendoza.
Pese a que se construyó un puente faraónico sobre el principal acceso a la capital que costó una millonada de pesos y se han hecho algunos anuncios en los últimos tiempos, ningún gobierno, ni de la provincia ni de la ciudad, han encarado seriamente el problema del tránsito y la contaminación con las políticas en serio.
El ciudadano común sabe que el tema necesita de múltiples acciones pero la principal es sacar autos de la calle para disminuir la contaminación mejorando el transporte público. Si mejoramos el servicio de ómnibus y lo tornamos eficiente, la gente encontrará más barato y conveniente viajar a la ciudad en ómnibus y dejará el coche en casa. Este sería el eje sobre el que hay que discutir la problemática.
Además, tienen que sumarse los intendentes de los departamentos del Gran Mendoza que rodean a la ciudad. Es un problema que atañe directamente al millón de personas viven en esta gran ciudad.
Si estos dirigentes logran limpiar, ordenar el tránsito y bajar la contaminación, pues entonces estarían sacando chapa de tipos serios y con ganas de hacer las cosas bien.
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