Se acerca Navidad y los comercios y supermercados ya comenzaron a vender velitas, pan dulce, chocolates, turrones, en fin, comienzan a darse el gusto con el costado rendidor del negocio cristiano.
Me atrevo a recordar la actitud de Cristo cuando expulsó a chicotazos a los mercaderes del templo.
A gritos reclamaba, también hoy lo hace, un corazón que les permitiera pensar y sentir en el que tienen al lado y cambiar esa mirada material y ladina que adoptamos la mayor parte del día.
Nos invita a mirar la estrellas, recordar los ideales y sentir que en cada latido está Dios Padre. Si el impulso no nos da para todo eso, pues que nos alcance para ser solidarios y vincularnos en esta época con algo de Amor. Vamos, que es posible.
sábado, noviembre 29, 2008
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